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Este blog tiene como objetivo acercaros a la literatura informándoos de las actividades literarias que se realizan en la universidad de Málaga fundamentalmente, así como en Málaga al margen de la facultad y en otros lugares de España.

Os agradecería cualquier tipo de colaboración por vuestra parte: noticias que conozcáis, propuestas de actividades que desearíais realizar y compartir con los demás, etc.

Gracias por la visita y espero que disfrutéis!



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Viernes 19 de noviembre: 18,30 horas

VII PONENCIA


Nuevos lectores, nuevos modos de lectura en la era digital

Laura Borrás Castanyer

Universitat de Barcelona



Somos una generación fronteriza debido a los cambios tecnológicos. En la literatura, nos encontramos con un cambio de concepto, que Laura Borrás ejemplificó con el paso de Hamlet y sus “words, words, words” a los birds, birds, birds.


Creadoras como Belén Gache (Wordtoys) han visualizado esa posible mudanza, como lo demuestra con “el idioma de los pájaros” (www.findelmundo.com.ar/pajaros/fr.htm), donde aparecen unos pájaros sobre los que tenemos que cliquear (en una especie de clicamos, ergo existimos, con lo que bromeó Laura) y, cuando lo hacemos, surge del pájaro una voz mecanizada y automatizada que “re-cita” poemas de nuestra herencia literaria. Es decir, se trata de máquinas-poéticas que combinan la mecanización de la voz humana con el canto de los pájaros.
Otro ejemplo de este nuevo concepto lo encontramos en los “Birds singing other birds songs” de M. Mencia, donde cada sonido da una representación gráfica. Es decir, una puesta en escena de la palabra.


Así, Manuel Castells nos dice que “lo que caracteriza al nuevo sistema de comunicación, basado en la integración digitalizada e interconectada de múltiples modos de comunicación, es su capacidad de incluir y abarcar todas las expresiones culturales”.

Laura Borrás se retrotrayó a las reacciones que se generaron con la aparición de la escritura para hacernos ver nuestras reticencias y temores en toda época a la hora de aceptar cambios. Platón en Fedro, en el mito de Theuth y Thamus, pone en boca de Sócrates el temor a la escritura, el rechazo a la misma porque es algo externo y, por lo tanto, no puede ser generador de un conocimiento verdadero. Del mismo modo, Pitágoras nunca escribió. Su temor estribaba en el hecho de que el maestro elige al discípulo, pero que el libro no elige a sus lectores, que pueden ser malvados o estúpidos. Según Emily Dickinson: “A Word is dead when it is said, some say. I say it just begins to livethat day”.

Es decir, existió el temor de que la escritura fuese un instrumento para el olvido. Sin embargo, veamos los distintos estadios de la palabra:

0. Oralidad.
1. Escritura alfabética. Primer soporte de la oralidad.
2. Imprenta. La cual supuso, como nuevo gran soporte, una consolidación de la escritura, al tiempo que una difusión global de la misma.
3. Internet. El último de los grandes soportes, como gran medio de medios, el escenario de la escritura y la literatura en nuestro tiempo. Sin embargo, también hay que tener en cuenta que el acceso a la información no significa que estemos informados.

Como sabemos, en la historia de la tecnología, lo que no aporta algún valor añadido, acaba desapareciendo. Poseemos una larga y venerable historia de cambios de soporte, de relaciones muy distintas entre continente y contenido. El continente en la actualidad está determinado por la inmediata obsolencia, pero lo que permanece a lo largo de la historia es la idea de la lectura. La lectura es fijación, es quietud, es estabilidad.

Según Walter J. Ong: “El concepto occidental de literatura está ligado profundamente a una forma muy concreta de actualización de la obra literaria, la del lector, y la del lector que surge a partir de la invención de la imprenta”.

Laura Borrás apuntó la importancia de contextualizar la lectura, ya que nuestros hábitos “naturales” e indiscutibles fueron extraños en otros tiempos, como fue el paso del códice a la página. Hubo un tiempo en que el paso de página era como un abismo. También los contó cómo San Agustín no sabía lo que estaba haciendo San Ambrosio delante del códice, porque este no leía en voz alta, ya que antes la idea de lectura implicaba la ruminatio.

Por tanto, nos encontramos en un momento de cambios en el consumo de la literatura. Están apareciendo nuevos soportes de lectura que algunos toman como derrota. Así, Philip Roth dice: “La clave no es trasladar libros a pantallas electrónicas. No es eso. No. El problema es que el hábito de la lectura se ha esfumado. Como si para leer necesitáramos una antena y la hubieran cortado. No llega la señal. La concentración, la soledad, la imaginación que requiere el hábito de la lectura. Hemos perdido la guerra. En veinte años, la lectura será un culto.”


De otro lado, está el papel del lector, el cual es una especie en proceso de extinción, un rara avis, figura extraña que necesita estar sola y en silencio. Leer es una actividad difícil y desacreditada y muchos ven los libros como “soporíferos, más efectivos que una valeriana”.

Cuando interrogamos la novedad, vemos cómo los límites de la literatura van cambiando. En el siglo XX la literatura reflexiona su consistencia. Con los formalistas rusos se busca la especificidad de la literatura. Por el contrario, las vanguardias artísticas pretendieron expandir los límites de la literatura y para ellos, todo es susceptible de ser arte. Hoy encontramos la disciplina al límite, la literatura “fuera de sí” y la tentación del silencio. Estamos ante una nueva experimentación de la palabra, donde hay diferentes planos: texto, documento y lenguaje de programación.

Así, Laura Borrás subrayó la importancia de enseñar a “leer”. Sus referentes son, por un lado, Gadamer, para el cual la lectura es el diálogo del lector con el texto, con esa voz atemporal y muerta que nos pide que la hagamos hablar y la escuchemos (Antonio Pérez-Estévez). Y, por otro, Schopenhauer.

Las herramientas son el hipertexto y la lectura. Y presta una gran importancia a la crítica literaria. Apoya la idea de Nabokov de que “un buen lector es un relector”.

En definitiva, lo que Laura Borrás nos ha querido transmitir es que leer literatura (en) digital es leer "diferente", sin ser peor y que se trata de nuevos soportes y nuevas posibilidades que nos pueden llevar a un enriquecimiento y a una experimentación positiva en la dimensión literaria.

Otras informaciones de interés que nos citó:

- “How Little Do Users Read?”, Jakob Nielsen’s Alertbok, May 6, 2008.

- “Streamlining the Eye: Speed Reading and the Revolution of Words, 1870-1940”, Sue Currell.

- La creación relacionada con lo lúdico en "Game, game, game and again game" de Jason Nelson en www.secrettechnology.com/gamegame/gamegame.html

- “In Study, Children Cite Appeal of Digital Reading” en The New York Times.

- “Digital Keys for Unlocking the Humanities’ Riches”, Patricia Cohen.

- Amor de Clarice, Rui Torres.

- The sweet old etcetera, Alison Clifford, en http://www.sweetoldetc.org/

- Text Rain, en camilleutterback.com

- Andromeda, Caitlin Fischer.

- Electronic Literature Collection, en http://collection.eliterature.org/1/

- http://www.Alineación a la izquierdahermeneia.net/



- Para más información sobre los contenidos expuestos por Laura Borrás:

www.anele.org/pdf/ponencias2010/Presentacion-Laura-Borras.pdf

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